Ya no cabe el tiempo en ese frasco. Aquel que mandè a hacer desde hace años; manos checas labraron las grecas del cristal que conserva siempres su belleza: en èl la luz sigue abriendo caminos de colores.
Pero lo romperè, de eso estoy segura. No podrè quedarme con el contenido: simplemente no se puede poseer.
Alguna vez, hace muchas hojas, quise ser dueña de una parte del tiempo. Nadie me dijo entonces cuan difìcil era mantenerlo vivo, risueño, alegre. Aùn màs, cuan difìcil se vuelve aveces recordarlo.
Soy muy distraìda. Y ese hermoso envase de cristal cortado no durarà mucho en mis manos.
Ya me lo habìan advertido varias personas: lo estàs matando con esas letras que escribes, con esa bùsqueda en la nada.
¿Serà que tengo que invertirlo en un banco? ¿Debo guardarlo con celo, para que nadie màs lo vea? ¿O regalarlo a otras causas?
Aveces lo traigo aquì, junto a la ventana. De noche nos ponemos a mirar los àrboles, a oir como de este lado del mundo tambièn se oye ladrar a los perros.
Hoy ser oirà caer el cristal...y cansado de observar el desfile de miradas vacìas lo librarè un poco de su propia ausencia.
Me gustarà pensar que vaga por ahì, con algunos escritos que no fueron hechos para matar al tiempo, sino para revivirlo...
Adiòs tiempo!
Los seres etèreos no pueden vivir encerrados...
Aura
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