Ayer regresé de Hidalgo. Mientras bajábamos en la carretera, rumbo al valle de Meztitlán, me vino a la mente una frase que oí hace ya bastante tiempo “Alguien dijo que me vine a perder entre la niebla”
Me gusta la lluvia. También me gusta ver a las nubes, tan pesadas de agua, bajar entre los cerros. Hace poco le dije a L que en realidad no eran de mi predilección los días nublados, que de verdad influían en mi estado de ánimo. Pero ahora creo que no me gustan los días nublados justo aquí, entre el pavimento y el humo.
Me fue bien.
En varias ocasiones me desaparecí para dormitar un poco o leer calmadamente. Sigue siendo la misma casa pero ya cada quien tiene ocupaciones distintas, y está más sola. Bueno, no tanto. Del primo de diecisiete años para abajo los demás son pirinolitas que cuando crezcan serán un reverendo desmadre. Y, aunque no todos viven allí, ese es el punto de reunión por mi abuela. La casa está llena, ciertamente. Pero no de nosotros, más.
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Entre las múltiples anécdotas que se cuentan de cuando mis padres se casaron –lo hicieron allá- hay una que me causa mucha gracia y ternura. Un tío mío, de esos tan característicos que se suben a los árboles o gritan qué si allí vive el güero más güero de la región…un tío mío, pues, ya estaba medio entrado en copas. Y en la comida le tocó sentarse junto a mi abuela. Al verla, sin mayor preámbulo y sin esperar a las presentaciones, agarró su cara y le dijo, mirándola a los ojos: Pero que bonita es, ¡Si parece usted un angelito!
Mi abuela es blanca, de ojos azules y boca pequeña. Muy reservada. Podría decir que estoica. Cuando yo tenía como dieciséis o diecisiete años, no sé, iba en la prepa, no pude evitar recordarla al leer Cien años de soledad. En ese tiempo hasta me sentí un poco culpable por hacer analogías con Úrsula Iguarán. Pero en ese tiempo también me sorprendía de que los escritores retrataran detalles que yo no percibía de la vida cotidiana. Y decía “hablan de la vida, caray”...
También por esos tiempos yo quería ser como Elena Poniatowska. Chale.
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Cuando fui a Molca, recordé mucho la tierra de mi papá. Como, cuando éramos pequeños, pasábamos el arroyo, el agua fría…
Durante el trayecto de ida, no pudimos dormir. Yo no soy de las chicas nueva generación que cargan un Ipod. El CD del carro de mi padre está averiado, y empieza a fallar la señal de radio en cuanto uno se acerca a los montes. Entonces, la mayor parte del trayecto, fuimos platicando. Descubrí que mi padre es un buen narrador. A una pregunta sencilla como ¿Cómo fue que decidiste estudiar lo que estudiaste? Me contó, bueno, nos contó, alrededor de seis historias distintas. Todas relacionadas en algún momento con la narración central. Me hizo imaginar
Pero ahora, a diferencia de antes, tengo más experiencias en la bolsa. No sé bien que signifique eso, pero creo que la música vuelve a recordarme algo que ya me había enseñado: a combinar las pausas y silencios...
Veremos que sale de esta historia.
En realidad me fue muy bien.
10 comentarios:
Lindo post...
Como diría uno de esos niños de "los olvidados" de Buñuel: debe ser suave tener padre...
Saludos a Nazareth, me la imaginé tal cual.
Entonces qué tipo de chica eres?... de qué generación?, :). Me gusto mucho la frase "La casa está llena, ciertamente. Pero no de nosotros, más". Me ha pasado, a todos de hecho, pero es un sentimiento nostálgico, no me gusta mucho sentirlo, cuando lo pienso prefiero evitarlo.
Entusiasmarse con Ponce. A mí me pasa cada vez más.
A mi hermano le encanta Ponce, a mi... a veces, los romanticos tardìos me dan desconfianza, jaja, sin embargo si es lindo. c
y ya tenemos otro punto en comùn, tampoco soy chica de ipod, raro pero asi es, si me gusta el soundtrack para la vida, pero una carretera en viaje familiar... creo q es mas rica cuando o vas charlando o vas a cantando a todo pulmòn con todos, esos aparatejos modernos nos hacen nunca estar juntos aunque estemos no crees?
saludos
que bien que no cargues ipod...
Hola, pasaba por la puerta y me sorprendió la luz que salia de adentro...
te dejo un beso y un motivo para volver.
Horacio
awww ke bonitez!!!
no manches que paz, se siente cuandoe scribes nostàlgica, pero tranquila, alegre, suponog. ke lindo post. =)
y yo kiero viajar,, yaa llèvame a mchos lugaress ;O te pago con mi compañìa ;O
Y bueno, en Huasca hay un museo de hadas, quizá debas ser al primera pieza en el museo de hadas... suerte
Dos elefantes se estaban bañando, y uno le dice al otro: -¿Me pasás el jabón? -No, radio.
Cheyo: Antes que nada, gracias, je, por andar por acá. El tiempo es relativo y esta excusa es un tanto absurda cuando se trata de no responder a los comentarios de los post. Bueno pues, empieza otra vez mi vida a tomar ritmo.
Gracias, pues, por los saludos. Aunque Nazaret no es la abuela de la que hablo. Nazaret tenía los ojos negros y el cabello muy negro, como las noches de Líbano. Un abrazo.
Shaka: Creo que responderé como lo hizo Juno (je, en la pelicula) no sé que clase de chica soy.
Un abrazo, ya viste que si respondo, je, tarde, pero sí.
Jorge: Hay un danzón mexicano que no es de él, pero es de la pléyade. También te gustaría.
Deborah: ciertamente. "Puede haber una lejanía infitita entre dos personas que se miran a los ojos"
je, eso me lo dijo un maestro, hace mucho tiempo. Todo tiene su momento. los hay para convivir, los hay para conbeber, y los hay para estar sólo. En no todos tiene que haber ipods, jejeje. Un abrazo Deb, gracias por la huella.
Pipe... aaah un tiempo lo desee, pero concluí que no era pa mi. Gracias, Pipe, por la huella.
Horacio: Bienvenido seas a este espacio. Gracias por tu paso a estas letras y te esperamos de vuelta. Je, mucho tiempo estuvo obscuro, espero que retome la luz.
Banjú: jejeje, pues tu haces trucos de magia y yo te llevo a los viajes, un buen negocio no? jejeje besos
Muerto desconocido: me alegra leerte por acá. ¿En serio? aaaah yo quiero ir y ser un hada, si si sí.
Un abrazo. En la próxima visita, tal haré lo posible por ir.
Palbo: What?'??????
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